20 de diciembre de 2012



Ya se que puede parecer algo muy manido, pero a mi también me impresionó “Un cuento de Navidad” de Charles Dickens. Aunque también he de confesar que Mr. Scrooge me daba bastante igual. Lo que realmente me tenía hipnotizado eran los espíritus, y no porque fuesen de las Navidades pasadas, presentes y futuras, sino por el hecho de que precisamente eran eso, espíritus. Es por ello que durante mi infancia me pasé cada Nochebuena en vela, esperando que apareciese alguno de ellos. Muchos de ustedes me dirán que jamás me visitaron. Y aunque eso es lo que siempre he creído, aún, hoy en día, y después de tanto tiempo, sigo con la duda sobre lo que realmente sucedió aquel 25 de diciembre de 1929, cuando mi madre le dijo a la tía Betsy, que era soltera, que nos hiciera un retrato a toda la familia y ésta, sin dudarlo, se colocó y pulsó el disparador justo en el momento en el que probaba mi flamante regalo, una radio de última generación. Pero varios días más tarde, al ver la instantánea me inquietó aquel fenómeno que había salido de mi aparato. Y mi padre, con esa gravedad que le caracterizaba al hablar, me calmó diciéndome que no había nada extraño, que era normal que ese nuevo invento tan preciso como era la cámara captase lo que iba por el aire.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Butterbeans and Susie - Papa ain't no Santa Claus (Mama ain't no Chistmas tree)